No es muy habitual pasar 8, 10, 13 horas sentado a apenas unos centímetros de un desconocido. Y mucho menos a 10.000 pies de altura. Codo a codo, es probable que en algún momento surja alguna conversación, sobre todo si viajamos solos o si nuestros amigos o familiares quedaron en el asiento de adelante o atrás.
A continuación, una lista de ciertos tipos de pasajeros que podrían complicar nuestra misión de mantenernos serenos y relajados durante el vuelo:
El ansioso (y no miedoso)
En el aeropuerto, empieza a hacer fila en la puerta de embarque mucho antes que llamen por altavoz. No le importa que primero llamen a los de ciertas filas, a las familias con hijos y a quienes tienen necesidades especiales. El “ansioso” hará todo lo posible para ser el primero en subir al avión y además estará muy pendiente de que no embarque alguien que no hizo la fila. Al aterrizar, se levantará de su asiento apenas toca tierra el avión para ser el primero en bajar.
El criticón empedernido
Nada le viene bien. Si hay Coca, pedirá Pepsi; si hay pollo o pastas, pedirá carne. Se cree que porque pagó un ticket de avión, compró también el derecho para quejarse de todo, cuando no es tan difícil darse cuenta que en un avión es imposible instalar la cocina de un restaurante para tener opciones para todos.
El que no entiende a los que tienen miedo
Hay que reconocer que son muchos. Ante la mínima demostración de ansiedad, empezarán a relucir sus conocimientos de psicología para convencernos de que no es inteligente el que tiene miedo al medio de transporte más seguro. Por ejemplo, podrían decir: “Qué raro, parecés piola, ¿no te hiciste ver por un psicólogo?” También les encanta comparar: «Mirá el nenito que va adelante lo bien que va. ¡Y es un nene! ¿Vos qué edad me dijiste que tenías?»
El pedigüeño
Se la pasará todo el viaje pidiendo a los tripulantes todo lo que pueda: “¿me podrás conseguir una manta extra? ¿No tendrás un par de medias de primera clase que me olvidé las mías?” También están los pedigüeños malhumorados. “Te pedí un vaso de agua hace media hora y te olvidaste”. (Consejo: los tripulantes están trabajando, si necesitamos un vaso de agua lo más aconsejable es levantarnos e ir al galley; seguramente nos darán con mucho gusto el vaso de agua).
El que se cree piloto…y no lo es
Va todo el tiempo con el ceño fruncido, estudiando lo que hacen los tripulantes y cada vez que puede les pregunta: “¿No debería haber empezado a descender el piloto?” Después, al aterrizar suele decir en voz baja: “Este piloto no me gusta cómo aterrizó, dio muchos golpecitos; debe ser joven”.
El inquieto
Se levanta cada 15 minutos a buscar algo en su valija de mano o bolso que guardó en el compartimento superior. Por ejemplo, busca un bolsito para ir a lavarse los dientes; va al baño, luego vuelve a abrir la puerta del compartimiento, baja su carry on, vuelve a guardar el bolsito. Al rato, se acuerda que no se puso desodorante, nuevamente baja la valija, saca el bolsito, va al baño, vuelve y lo guarda. ¿No es más fácil dejar en la mochila debajo del asiento todo lo que necesitaremos durante el vuelo?
El que te cuenta la vida
No es que no agradezcamos a aquellos que notan nuestra tensión y entonces entablan una conversacion con nosotros. Pero a veces pasa que logramos relajarnos y queremos intentar dormir un poco. Sobre todo porque hace días que no dormirmos bien y en definitiva ya está, estamos volando (¡Si, lo logramos!) y nuestro cuerpo pide un poco de descanso. Pero el compañero o la compañera de asiento no lo sabe y ya lleva más de una hora relatándonos la historia de su vida…
Seguramente quienes viajan con mucha frecuencia puedan agregar más personajes que pueden tornarse molestos durante un vuelo. De hecho, es probable que si este listado lo escribe alguien que no tiene miedo, nos incluya a nosotros, los que tenemos miedo a volar. Podría decir por ejemplo: “No aguanto a los que lloran en el despegue y se agarran fuerte del apoyabrazos cuando hay turbulencias”. Y sí, tal vez podemos parecer exagerados para otras personas. Pero de algo estoy segura: cada vez que el avión toca tierra, seríamos capaces de abrazar fuerte a todos los que hicieron posible que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino. Pero como no lo podemos hacer, porque se vería raro, nos ponemos a aplaudir.