Por Dra. Marisa Rodríguez de Behrends*
Sentir que uno no puede hacer algo que quiere produce angustia y una sensación de mucha impotencia. Más aún cuando aquello que nos asusta parece ser algo que el resto de las personas hace como si nada, no sólo eso, hasta lo disfrutan.
Con la aerofobia puede pasar esto. A veces quienes no rodean tratan de darnos todas las explicaciones posibles sobre lo seguro y divertido que es volar, sin embargo, a nosotros nos resulta imposible.
El terror, la angustia y una sensación de incapacidad nos invade y a eso se le suma la creencia de que «esto que me pasa, nadie puede entenderlo» y por ende, no nos puede ayudar. Sin embargo, el primer paso es aceptar que yo solo no estoy pudiendo aún y que es muy humano pedir ayuda para resolverlo.
Esto que para mí es lo peor que alguien puede experimentar, ya lo transitaron otras personas antes que nosotros y le sucederá a futuro a muchas otras personas más.
A la fecha, existen varias estrategias para resolverlo, cursos, seminarios, tratamientos grupales o individuales pueden ser algunas de las alternativas. Lo importante es buscar cuál es la estrategia que más se ajusta a nuestro problema, ya que, si bien tiene características compartidas con otros que padecen aerofobia, cada persona lo vivencia de una forma propia y particular. Animarse a dar el primer paso es el principio de la solución definitiva.
*Especialista en Psicoterapia Breve Focalizada – Modelo de Resolución de Problemas – Mental Research Institute (CPP) y en Trastornos de Ansiedad (AATA). Es especialista en Intervención Psicológica en Situaciones Críticas, Individuales y Colectivas por la Sociedad Argentina de Psicotrauma y es terapeuta EMDR por el ENDR Institute.
Más para leer:
- ¿Cuál es la app preferida de los aerofóbicos?
- Testimonio: «Las azafatas me ayudaron durante todo el vuelo»
- 5 cosas que aprendimos en el curso y no podemos olvidar