Aerofobia: ¿la culpa la tiene la claustrofobia?

Una gran cantidad de personas atribuyen su miedo a volar al hecho de tener que permanecer “encerrados en ese tubo blanco”  durante horas, tal como describe la mayoría.

Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología “cuanto mayor es la percepción del propio espacio personal, mayor es la posibilidad de sufrir de claustrofobia”.

La investigación apunta al concepto de que todos nos movemos en una especie de burbuja de protección llamada “espacio cercano» o «espacio personal”.

Cuestión de percepción

La fobia produce que las personas perciban el mundo diferente al resto que no tiene esos miedos o percepciones anormales.

“El miedo y la ansiedad pueden afectar el proceso cognitivo”, explicó la psicóloga cognitiva Stella F. Laurenco, de la Universidad de Emory en Atlanta, autora del estudio, a la APA. .

Por ejemplo, una persona que siente miedo a perder el control cuando maneja percibe un puente inclinado como mucho más pronunciado de lo que realmente es.

Los investigadores creen que algo similar sucede con la claustrofobia, aunque no han podido cuantificarlo.

Los expertos reunieron a 35 participantes en forma individual y los pararon contra una pared. Les pidieron que utilicen un puntero láser para señalar la mitad de la línea. Luego, se fueron para atrás un par de pies y utilizaron nuevamente el puntero láser.

Pudieron comprobar que los claustrofóbicos subestiman la distancia horizontal y sobreestiman la distancia vertical, lo que explicaría la fobia que sienten muchos en los aviones.

Fuente: http://www.apa.org/monitor/2011/06/claustrophobia.aspx

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5 Respuestas a “Aerofobia: ¿la culpa la tiene la claustrofobia?”

  1. Si bien viaje en avión en el regreso de Salvador de Bahía a Bs As tuve un ataque de claustrofobia. Pude controlarlo. En enero viajó otra vez y realmente siento el mismo miedo.

  2. Nunca pensé que eso podía ser claustrofobia, ya que me pasa sólo en los aviones… Es una sensación horrible. Me paso el viaje entero como si estuviera dopada y secándome las lágrimas (por suerte no me agarró nunca ningún ataque como para descomponerme)

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