Cada vez que hay un accidente los que tenemos miedo a volar sentimos que retrocedemos en nuestro proceso de superación del temor. No pensamos que son hechos aislados. Que mientras tanto siguen ocurriendo accidentes en la ruta o en la calle. Al contrario, nos llenamos de detalles como si quisiéramos confirmar lo que siempre repetimos y así se lo decimos a todos los que nos quieran escuchar: “¡Ves que yo tengo razón! Los aviones son peligrosos. No viajo nunca más”.
Sin embargo, hubo varias cosas que pudimos observar de lo que pasó con el accidente del vuelo 2431 de Aeroméxico que nos demuestran que vale la pena seguir nuestro camino para superar el miedo.
Si se pudo evitar, si el avión no debería haber salido en esas condiciones, con un viento tan fuerte, no tenemos idea. Seguramente las autoridades lo analizarán y lo informarán más adelante. Y de hecho, sin duda, servirá para ajustar un poco más algún procedimiento para que esto no se repita.
Pero creo que hay cosas que podemos rescatar, pensando en las personas que están por volar en estos días y nos escribieron preguntándonos cómo asimilar esta noticia.
Aquí algunas reflexiones:
- A pesar de que el avión quedó destruido, no hubo víctimas fatales
No somos expertos en aviación. Pero con solo ver las fotos se puede deducir el desempeño profesional de los pilotos –quizás también del personal de tierra, eso no lo sabemos- . El avión quedó destruido pero hubo tiempo suficiente para rescatar a todos los pasajeros, algunas personas incluso, según algunos medios locales, salieron por sus propios medios. Muchos hablan de milagro, otro aseguran que Dios existe. Lo que creemos es que existe profesionalismo en el mundo aeronáutico.
2. Los medios comunicaron lo que había que comunicar: sin dramatismo ni detalles innecesarios
No estamos acostumbrados a este tipo de coberturas, hay que reconocerlo. Cuando en abril de 2018 ocurrió el incidente de Southwest en lugar de informar la cantidad de sobrevivientes, la mayoría de los medios e

ligió titular con lujo de detalles cómo falleció la única víctima. Por supuesto que es terrible. Estamos hablando de una familia y de amigos que ya no verán a Jennifer Riordan, la mujer que falleció. Pero imagínense si cada vez que hay un accidente en la ruta los medios nos describen cada uno de los detalles, de cada muerte. Sería terrible y sobre todo, no aporta nada.
3. La línea aérea estuvo permanentemente brindando información. Escueta, pero necesaria
Aeroméxico publicó enseguida un comunicado antes de confirmar lo sucedido; más tarde, publicó un número de teléfono y en la homepage de su sitio web incluyó información sobre cómo proceder para aquellos que tenían pasajes para ese mismo día o el día siguiente. La información siempre ayuda a aliviar la ansiedad. Hasta el momento, continúan enumerando los pasajeros que ya fueron de alta y siempre repiten el número de teléfono. También, al momento de esta publicación, emitieron 4 comunicados de prensa.
4. No vimos heridos ni gente llorando
Hubo heridos, gente con ataques de nervios. Pero la línea aérea, el aeropuerto o las autoridades locales supieron proteger su intimidad y evitar que fueran fotografiados. Por supuesto que hay que informar, pero la prioridad es preservar la vida de las personas.
5. Bromas de mal gusto va a haber siempre, sólo hay que aprender a no mirarlas
Aunque la mayoría de los medios, blogueros y personajes expresaron su solidaridad y pesar a través de las redes sociales, hubo mensajes de mal gusto de cuentas con muchos y pocos seguidores. Eso no es un indicador de nada. Bromas refiriéndose a la línea aérea, al aeropuerto…Y aquí viene la última reflexión: si queremos vencer el miedo, si deseamos con todas nuestras fuerzas empezar a volar sin tanta preocupación o estrés, somos nosotros los que tenemos que hacer algo para que esto no nos afecte. Igual que lo hacemos en otros aspectos de nuestra vida.
En definitiva, lo que está en juego es preservarnos a nosotros mismos. Igual que el piloto y la tripulación del vuelo 2431 de Aeroméxico logró hacer con los pasajeros.