Se llama Marina Gutiérrez y fue la primera seguidora de nuestras redes sociales que voló en 2022. A los 39 años, ya tiene en su haber más de 15 viajes en avion: Bahía Blanca, Salta, Ushuaia, fueron algunos de los destinos, a los que viajó con su madre (foto) y su papá, que viajó con su perrita Pippa.
Pero tenía que seguir volando y decidió escribirnos un día antes de tomar su segundo avión:
“Hola, ¿cómo están? Les escribo como para desahogarme. Mi nombre es Marina y vivo en Ushuaia y aunque viva lejos, le tengo mucho miedo a los aviones. Siempre trato de respirar pero muchas veces no me ayuda”.
Había ido a pasar las fiestas con su familia a Bahía Blanca y al día siguiente tenía un vuelo rumbo a Salta.
“Me da mucho orgullo que a pesar del miedo, me sigo subiendo a los aviones”, reflexionó. Y nos contó que siempre elige sentarse en el pasillo.
Los días previos no fueron nada fáciles, pero no solamente por el miedo sino porque estuvo muy complicada con trabajo y a eso se le sumó el stress de las fiestas. Además, en el primer tramo de su periplo, había tenido mucha turbulencia.
Casi 24 horas después, ya en Salta, nos contó que había tenido poca turbulencia y que la había ayudado el audio de relajación, especialmente cuando se encendió la luz que indica ajustarse el cinturón de seguridad.
Si todavía no te descargaste nuestro audio de relajación para escuchar en el avión, hace clic acá
“Me quedé con la meditación puesta y pasó….”, recordó.
Y como todo lo que va, vuelve…(o casi todo), el 7 de Enero volvió a volar, de Salta a Buenos Aires.
“Se venía una tormenta y estaba muy asustada. Pero no pasó nada. Se movió normal y fue un vuelo súper agradable. Hasta le pedí a mi compañero de pasillo si me podía sacar una foto del atardecer y accedió”.
De todos los vuelos que hizo, el primero fue el más estresante: “lo primero que quería hacer era bajarme. Pero después ya quería llegar. En los otros vuelos pude leer, jugué con el celular, hice la relajación que me enviaron y hasta logré ver una serie en el vuelo de Buenos Aires a Ushuaia”, compartió.
De hecho, fue este vuelo, el quinto en tan pocos días, que lo vivió sin nada de stress: “Ni me di cuenta que tenía que volver a subirme a un avión. De hecho, me divertí tanto mirando la serie que el tiempo de vuelo se me pasó volando. Tengo que admitir que fue un vuelo muy tranquilo. Sólo se movió a la altura de Río Gallegos. Hasta pude leer un libro. Me distraje totalmente y se me pasó súper rápido. Estoy más que feliz. Tuve 5 vuelos en una semana y llegué a casa feliz”.
¿Próximo destino? No sabemos. Pero sueña con conocer Cancún.
¿Te pasó alguna vez de tener varios vuelos y sentir que con cada vuelo tenés menos miedo?