¿Te pasó alguna vez que ante la idea de volar en avión preferiste “escaparte” mentalmente de la sola idea de seguir adelante con el viaje? Quizás, preferiste “luchar” contra el miedo y buscaste herramientas para seguir adelante.
La respuesta de “luchar o huir” (fight or flight, en inglés) es muy frecuente en personas ansiosas. Y si ya pudiste enfrentar la ansiedad alguna vez, si hace tiempo hacés terapia o buscaste ayuda para regular tus niveles de ansiedad, es probable que puedas vivir estos días de pandemia, de una forma más saludable.
Esto no significa que no tengas preocupaciones: es lógico preocuparse por nuestra salud, por la de nuestros seres queridos que no podemos ver o también por nuestra situación económica. Pero teniendo siempre en cuenta que, igual que hacemos cuando nos subimos a un avión y no sabemos si habrá turbulencias, lo mejor que podemos hacer es aceptar la incertidumbre y limitar todo lo que podamos las especulaciones: «y si me siento mal», «y si se prolonga 2 meses más», «y si no soporto el encierro». Si no hay algo que podamos hacer en este momento para resolver eso que nos preocupa, adelantarnos a lo que pueda suceder sólo nos generará mayor ansiedad.
Según el Dr. John Sharp, de la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard, las personas que han sido diagnosticadas con desorden de pánico, estrés postraumático o desorden obsesivo-compulsivo deberían pedir ayuda a su terapeuta o preguntarle si está ofreciendo la posibilidad de hacer sesiones online o por teléfono.
También, podemos responder las siguientes preguntas:
- ¿Qué te pasa en el cuerpo comúnmente cuando estás preocupado?
- ¿Cuán preocupado estás?
- ¿Cuál es tu peor miedo?
- ¿Qué te ayuda habitualmente a manejar tus preocupaciones?
“Cuando la ansiedad aumenta porque estamos enfrentando una amenaza que nos estresa, como es el caso del nuevo coronavirus, necesitamos focalizarnos en qué funciona mejor para nosotros para disminuirla, hacer más de algunas cosas y menos de otras”, explica el Dr. John Sharp en su blog.
Intentá hacer más:
Conectarte con amigos y seres queridos por videochat, llamados telefónicos, mensajes de texto o email. Esto ayuda a sentir la fuerza de las conexiones con tus amigos y familiares, incluso aunque no estés con ellos físicamente.
Sigue únicamente la información de fuentes confiables, para poder evitar la información falsa sobre el virus y la enfermedad.
Intenta hacer menos:
No tengas una sobredosis de información. No hay necesidad de estar conectado a las noticias las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto puede hacer que tu ansiedad aumente mucho más.
Toma algunas acciones prácticas para reducir tu riesgo de contagio
- Evita salir de tu casa y si tenés que salir, mantené la distancia (en el supermercado por ejemplo)
- Lavate las manos con agua y jabón (o alcohol en gel) durante 20 segundos
- Mantén tus manos alejadas de tu cara, especialmente de los ojos, boca y nariz.
3 formas de relajarte efectivas y comprobadas:
- Yoga: Si nunca hiciste yoga y tenés ganas de probar, podrías descubrir algo nuevo, que además de beneficiarte, sería una sana distracción.
- Meditación: meditar en forma regular ayuda mucho a calmarse. Hay muchas apps que pueden enseñarte a meditar, como Headspace o Calm.
- Respiración controlada. Una técnica simple es la respiración “cuadrada”. Visualizá que tu respiración viaja a lo largo de un cuadrado. A medida que vas siguiendo las instrucciones de inhalar, mantén la respiración o exhalación, contá hasta 3 en cada lado. Probá de nuevo. Inhalar en el primer lado del cuadrado; lentamente contar hasta tres. Mantener la respiración en la parte de arriba. Uno, dos, tres. Exhalar en el otro lado del cuadrado. Uno, dos, tres. Entonces, mantener la respiración en la parte de abajo. Uno, dos, tres. Después de unos minutos de practicar este ejercicio, uno se siente más calmo y centrado.
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