Si no está volando, seguramente Germán Maccari estará hablando de aviones. Así es la pasión que siente este licenciado en administración aeronáutica, piloto privado y comercial que acaba de publicar el libro «Seguridad y café a bordo», un manual dirigido a los aspirantes a tripulantes o a los aficionados de los vuelos.
«Mucha gente desconoce la función principal de los tripulantes de cabina que es velar por la seguridad de los pasajeros. Esto se puede comprobar fácilmente con analizar las materias de la carrera. Tenemos 11 materias relacionadas a la seguridad y apenas 3 al servicio a bordo. Es decir que casi el 80% de la formación de un tripulante consiste en procedimientos y conocimientos para asegurar que el vuelo sea seguro», comentó Germán, en una entrevista con Miedo a los Aviones, antes de irse a trabajar. Esta vez le toca viajar a Neuquén.
A los 3 años, cada vez que pasaba un avión por el patio de su casa, en San Andrés de Giles, miraba al cielo y gritaba “apión, apión”. Algo parecido ocurría cuando iba al campo en San Antonio de Areco donde trabajaba su papá. Por allí pasaban los aviones que volvían del noroeste rumbo a Buenos Aires. Veía pasar el Jumbo, el 777… Y si viajaba con su familia a la Capital, pegaba la frente en la ventanilla del auto al pasar por Aeroparque cruzando los dedos para que justo en ese momento algún avión despegara o aterrizara.
Ya de adolescente los fines de semana iba al “Club Argentino de planeadores Albatros”. Allí, se enteró de que para anotarse al curso de planeadores la edad mínima era de 16 años y 9 meses. Esperó ansioso a tener esa edad y se anotó. “Fui al INMAE (donde se rinde el examen psicofísico antes de volar) con mi mamá y mi hermana. Cuando me tocó el turno a mí, apareció un médico que muy serio se dirigió a mi madre y le preguntó si ella iba a hacer el examen. Le dijo que no, que era yo. Como era menor, volaba con autorización de mis padres, firmada por un escribano”, recordó.
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En un año obtuvo la licencia de piloto de planeador, todavía no había cumplido los 18. En 2004 hizo el curso de piloto privado y en 2005 empezó su licenciatura en administración aeronáutica con habilitación de piloto comercial de avión con HVI (habilitación de vuelo por instrumento) en la Universidad del Salvador (una carrera que dejó de dictarse en 2009).
Desde hace 7 años, Germán trabaja como tripulante de cabina de pasajeros en LATAM, en vuelos domésticos y regionales (Santiago de Chile, Lima y Brasil), en un Airbus 320. También es docente en la Academia virtual de entrenamiento aeronáutico, la primera en ofrecer formación online a futuros despachantes y tripulantes.
Fue preparando los contenidos para su materia y buscando información que se dio cuenta que prácticamente no hay material bibliográfico para los aspirantes a TCP.
Así nació “Seguridad y café a bordo”, el libro que escribió durante dos años y con el que sueña armar una colección de manuales académicos para los alumnos y los aspirantes de tripulante de cabina. En el libro, explica con lujo de detalles cada una de las etapas de vuelo.
“El piloto va sentado en el cockpit con el copiloto y en la cabina de pasajeros, en cuestiones de seguridad, los tcps son la extensión de sus ojos y de su control. Ellos son los responsables de la seguridad operacional y de brindar un buen servicio “.
«Seguridad y café a bordo» se presenta en la Feria del Libro, en el stand de del Instituto de Publicaciones navales / IPN Editores (Hasta el 15 de mayo, en La Rural, Buenos Aires). También se puede comprar en Mercadolibre.
Este pibe es un genio
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