Si tuviera que hacer una lista con todo lo que perdí por no haberme animado a viajar en avión durante 15 años posiblemente necesitaría un par de horas. Es probable que a alguno de ustedes les pase lo mismo: planes familiares o con amigos, propuestas de trabajo o incluso visitas a algún pariente que vive lejos quedaron truncos con tal de no subir a un avión.
Sin embargo, después de leer testimonios o escuchar a muchos de ustedes que se animaron a viajar, decidí invertir la pregunta y en lugar de pensar en todo lo que perdí durante esos años, preferí preguntarme: ¿qué cosas gané al animarme a volar?
Por empezar conocí lugares con los que soñaba y que estaba convencida que jamás conocería, también pude crecer en mi trabajo, visitar amigos, conocer a mis compañeros (que vivían en otros países) y viajar con familia, viajar con amigas… La lista sigue…
Como todavía seguimos en contacto con el grupo con quienes viajamos a Salta en el vuelo de bautismo, les escribí para preguntarles si sentían que habían ganado algo. Esto es lo que me contestaron:
Américo, jubilado: “Rejuvenecí 20 años. Estoy feliz. Hacía 37 años que no volaba. Le tenía pánico. Ahora nunca más me subo a un ómnibus”, relató el hombre que sueña con viajar a Hungría, país donde nació y adonde jamás pudo volver debido a su aerofobia. Además, algo que no dijo, al viajar a Salta pudo hacer algo que nunca había hecho: andar a caballo. Y le encantó.
Andrea, profesora de educación física: Al enfrentar el miedo a volar y lograr superarlo gané fuerza, valor y confianza. Siento que puedo enfrentarme a lo próximo que venga, que ahora tengo las herramientas y la confianza para decirle a mis miedos que no tienen poder de dominar mi vida.
Constanza, empleada: «Al perder el miedo a volar gané confianza en mí misma. Gané herramientas que uso no sólo para volar con menor estrés sino cada día. Y lo más importante es que me di cuenta que siempre se puede hacer algo para estar y sentirme mejor».
Andrea, empresaria: “Pasé 17 años sin poder subirme a un avión. Recorrí todo el país en auto, pero hay lugares adonde no se puede llegar en auto. Ya estoy planeando un viaje con amigas a Nueva York”.
Marisol, abogada: “En un día recuperé 20 años de mi vida, que son los años que hacía que no viajaba en avión. Logré salir de mi mente”.
Manuela, médica: “Aprendí lo que es confiar, confiar en el otro, en el piloto y en la tripulación. Los vuelos tienen magia y uno tiene que entregarse a esa magia, por más de que uno no entienda porqué vuelan los aviones”.
Pablo, médico: “Fueron varios logros para mí: viajar sin mi familia, haber hecho dos viajes el mismo día, haber pasado los días previos al viaje muy relajado y haber empezado a proyectar otros vuelos con menor ansiedad”.
¿Y ustedes? ¿Qué ganaron cuando se animaron a volar?
Sé que es el transporte más seguro del mundo, no me subo al avión pensando en que nos vamos a accidentar, pero en cuanto acelera para despegar empieza mi pánico, y si después encontramos turbulencias empeora la situación…a pesar de esto he volado varias veces… pero en el último viaje pasó todo lo anterior y además no uno sino dos rayos impactaron al avión , por seguridad lo hicieron regresar al aeropuerto , y no fuí capaz de volverme a subir al avión a pesar de era uno diferente , preferí viajar 22 horas en bus. Creo que nunca mas volveré a subirme en un avión…a menos que esté totalmente dormido
Qué fea experiencia, los rayos aseguran que no dañan los aviones, pero el susto que te debes haber pegado. Justo ayer un piloto que nos ayuda desde el principio nos mandó este video. https://youtu.be/pYVBPrlV_wE