En un viaje a Mendoza, el piloto anunció que había vientos muy fuertes y que el avión tenia que desviarse. Graciela Bustos enseguida entró en pánico. Sin embargo, la mayor parte del tiempo el viaje fue tranquilo, igual que el aterrizaje.
Su vuelo ideal es de día y en lo posible si hay buen tiempo. Aunque debe reconocer que una vez le tocó volar después de un ciclón, rumbo a Mendoza. “Había viento zonda, yo estaba muerta de miedo. Mis hijos en cambio se reían. Debo reconocer que el vuelo fue excelente. No se sintió para nada el viento”, relató Graciela Bustos, de 52 años, que vive en Fray Luis Beltrán, en el departamento de Maipú, Mendoza.
Por supuesto, le preguntamos cómo fue viajar con semejante pronóstico. “Veníamos con mi familia desde aeroparque (Buenos Aires) hacia Mendoza. El vuelo hasta ese momento había sido excelente. Pero a la hora de despegar el piloto anunció que en Mendoza corrían vientos fuertes. Mis hijos empezaron a reírse, yo en cambio me quedé helada. Mi cabeza no paraba”, compartió Graciela.

Ya desde el aeropuerto se había comunicado con amigos y familiares para preguntar cómo estaba el clima en Mendoza. .”El avión se habrá movido durante media hora. El piloto tuvo que seguir casi hasta San Juan y girar para enfocar bien la pista”.
Lo cierto es que Graciela no fue la única que tenía miedo. “No se sentía ni un murmullo. El viento zonda es famoso en nuestra provincia por ser muy fuerte. Pero tengo que destacar lo bien que lograron aterrizar los pilotos. Por supuesto todos aplaudimos. Yo creo que hay que sacarse el sombrero por los pilotos argentinos”.
A pesar de reconocer todo esto, Graciela asegura que no logra acostumbrarse a los vuelos. Mucho menos a las turbulencias.
Por último, le preguntamos si recomendaría hacer lo que hizo ella de estar tan pendiente del clima, ya que esto puede aumentar la ansiedad. “Yo creo que no hay que anticiparse, así se disfruta más del viaje. Pero yo no puedo con mi genio. Me encanta averiguar todo”.