Ya había hecho un curso, pero seguía sintiendo temor. Hasta que se embarcó en una búsqueda personal que incluía un tipo de danza y de esta manera consiguió conectarse con el coraje y sentirse más segura.
María Ferrante tenía 18 años cuando voló por primera vez. Y desde ese primer vuelo recuerda haber sentido algo de temor y de incomodidad. Consultora organizacional y coach, tuvo que viajar bastante por trabajo y también por cuestiones personales, siempre atenta a cada ruido, nerviosa y siguiendo un montón de cábalas y llevando amuletos “para que no pasara nada” durante el vuelo.
“Nunca fue una experiencia del todo placentera, no recuerdo haber tenido una mala experiencia, más que una turbulencia fuerte, pero después de que naciera mi hijo, hace 10 años, llegué a estar varias noches sin dormir los días previos a un vuelo. Incluso llegué a rechazar un viaje de trabajo que representaba una gran oportunidad para mí”, relató María.
Como les sucede a muchas mujeres, la maternidad acentuó el miedo: “Sentía que tenía una responsabilidad enorme como mamá, no podía correr riesgos. En mi cabeza, las probabilidades de que ocurriera algo eran altísimas, a pesar de que racionalmente sabía que el avión es el medio de transporte más seguro”, agregó.
En 2014 tomó la decisión de consultar a un especialista en aerofobia, ya que debía seguir viajando por trabajo. En total, tomó tres sesiones individuales. “Me di cuenta que sentía miedo a lo desconocido. Ponerme enteramente en manos de un extraño, en un aparto extraño, era entregar demasiado el control. Al conocer un poco más sobre el funcionamiento del avión y los aeropuertos pude confiar un poco más”, dijo.
En forma paralela, María comenzó a estudiar psicología transpersonal y a practicar una técnica que se llama Danza Primal.
“Este tipo de danza trabaja con las emociones, los pensamientos, los deseos y la conexión con lo trascendente. Y así, pude trabajar mucho el tema de los miedos en general. Yo era una persona muy miedosa. Siempre encontraba un motivo para tener miedo, para irme a lo catastrófico, para pensar en todas las cosas que podían salir mal en lugar de conectarme con el entusiasmo por las cosas que hacía y las experiencias que iba viviendo. Cuando en el curso de miedo a volar me decían que la experiencia de viajar era de conexión con el disfrute y la libertad, ¡yo los miraba azorada pensando que para mí era una experiencia de pensamiento catastrófico y pánico llevada a su máxima expresión!”.
Aunque parezca extraño, María asegura que con la danza logró completar su búsqueda para superar el miedo a volar. “La danza me dio herramientas para sentirme segura sobre la tierra y al enraizarme en la tierra, perdí el miedo a volar, literal y figurativamente. Me reconecté con el coraje, entre otras emociones”.
Para compartir todas estas experiencias y aprendizajes, en la actualidad María Ferrante organiza talleres de Danza, que se realizan en Belgrano, durante tres jornadas de 3 horas. Se trabaja con el movimiento y las posturas corporales. Los dicta junto a un colega, Jorge Ritter.
Próximas fechas: Sábado 22/9, sábado 13/10 y sábado 10/11, de 12:30 a 15:30 Lugar: Belgrano
Para más información, los interesados pueden escribir a maria.ferrante@gmail.com
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