Las veces que nos llega un mensaje así, sentimos siempre lo mismo: ganas de salir corriendo a darle un abrazo a esa persona. Pasó hace unas semanas y no importa el nombre, ni la edad ni donde vive. Fue un mensaje corto: “¡Hola! Acabo de llegar a mi casa luego de haber perdido mi vuelo desde Santiago de Chile a México. Tengo fobia desde hace muchos años sólo que me empastillaba para viajar. Ahora estoy embarazada de 5 meses y no tomé nada y no hubo manera de subir al avión».
Casi un mes más tarde, le escribí a Lu -así se llama y por respeto preferimos no publicar su apellido- para preguntarle cómo estaba y si le interesaba compartir su historia. Enseguida nos contestó que sí. Aquí va:
«Yo saqué el pasaje en octubre para viajar en diciembre y desde ese momento empecé con pesadillas y ataques de pánico nocturnos. Fueron dos meses durmiendo mal. Como soy de San Luis, viajamos a Santiago de Chile a tomar el avión. El viaje fue terrible: vomité 3 veces y tuve ataques de pánico. Al llegar al aeropuerto me transformé. Empecé a temblar, como si tuviera epilepsia. Mi cabeza automáticamente empieza a buscar excusas para no volar, lloro mucho, la presión me baja, camino como un zombie. Siempre tomé medicación y alcohol; generalmente estoy tan medicada que ni me acuerdo de nada, pero como estoy embarazada esta vez no pude tomar nada».
La historia no terminó nada mal, ya que Lu y su esposo decidieron irse a Brasil en auto en las vacaciones. «México tendrá que esperar», escribió.
Para entender un poco más esta situación, les pregunté a los Lic. Modesto Alonso y Lic. Nicolás Machín, ambos psicólogos aeronáuticos y especialistas en miedo a volar (ya conocidos por los seguidores de este blog), si les podía enviar unas preguntas sobre este tema. A continuación, sus respuestas.
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¿Qué tan frecuente es que una persona que tiene miedo a volar llegue al aeropuerto y no se suba a un avión debido a su miedo a volar?
No creo que podamos hablar de “frecuencia” en cuanto a este ítem, no solo porque a veces hay que analizar el patrón de conductas de cada persona y sus características evitativas y, por otro lado, porque no tenemos una estadística que nos indique dicha frecuencia.
Una persona con miedo a volar puede experimentar distintos momentos que lo llevan a tratar de escapar de los estímulos temidos. Como terapeutas, nos encontramos con pacientes que han querido enfrentar el miedo sin éxito. Es decir, se suben al avión y la pasan mal igual; otros casos abortan el vuelo a último minuto y no se suben. La diferencia entre una persona que hizo algún tratamiento/curso/terapia para afrontar su miedo, es que suele subir con mayor nivel de confianza (no sin ansiedad, pero sí con mucha menos), entendiendo cómo afrontar su miedo y como resolver los estímulos “amenazantes” mediante técnicas eficaces.
2. ¿Podrían explicar desde el punto de vista psicológico qué es lo que le sucede o pasa por la cabeza a alguien que no se anima a subir?
Podemos decir que una persona que no se anima a subir experimenta un proceso en forma de loop o un “círculo vicioso”, donde su ansiedad y otras emociones, sus pensamientos y sus respuestas fisiológicas hacen que llegue a un nivel de ansiedad o estrés tan elevado que puede llegar a tomar la decisión de no abordar un avión por el solo motivo de experimentar una sensación de “calma”, destacamos las comillas porque esa sensación es ficticia, es una breve calma que se ve proseguida de un montón de otras emociones y pensamientos muy angustiantes que solo refuerzan el mismo temor.
Al mismo tiempo, estas sensaciones superan los recursos con los que cuenta la persona para afrontar dicha situación, como si las defensas del individuo fueran un dique y su ansiedad el agua que crece: llega un momento que ese dique se desborda y es ahí cuando no hay racionalidad o estadística que valga ni destino paradisiaco que resista los impulsos del ansioso que, a este punto, ya está de vuelta en el taxi a casa.
3. ¿Qué sugerencias le darían a esa persona, que sin duda después de no lograr subirse al avión se sentirá frustrada?
Que no es imposible por más que lo parezca, que sepa que un buen tratamiento con un psicólogo preferentemente especializado en miedo a volar funciona, al igual que la información guiada y los cursos que pueda realizar.
Cada persona es un mundo, a algunos les servirá solo un poco de información, otros tendrán que hacer un tratamiento completo con o sin medicación de acuerdo a las características del caso pero, SE PUEDE SI SE QUIERE.
Mucha gente tiene miedo de afrontar el miedo y evita los tratamientos porque sabe que luego deberá volar. Esto no es así, un buen terapeuta sabrá evaluar el caso y regular las expectativas a un nivel realista y cómodo para la persona. La sugerencia sería que sumen la mayor cantidad de recursos posibles, complementar los cursos con terapia, no resistirse a la misma, y tomar las herramientas con práctica, no esperar a llegar al aeropuerto desesperado o hiper ansioso para buscar psicólogo.
4. ¿Qué cosas ayudan a llegar menos ansioso al aeropuerto?
Planificar, armar las valijas con tiempo, elegir una empresa en la que me sienta cómodo, hacer todo con tiempo de sobra. Siempre nos gusta decir que la ansiedad es como un tren, donde la ansiedad es la locomotora y nosotros somos los maquinistas, tenemos que decidir si le tiramos más carbón y alimentamos más la ansiedad o si dejamos que el tren vaya a un ritmo controlado, con más calma y paciencia. Tener una rutina, cambiar hábitos, modificar mis tiempos y planificar, son cosas que favorecen esa calma y tranquilidad. No hacerle el juego a la ansiedad es la clave.
5. ¿Qué pueden hacer los acompañantes de una persona que se niega a subir a un avión?
En primer lugar, ENTENDERLA. No es lógico, no es racional lo que le pasa, pero esa persona siente miedo y la está pasando mal. No lo hace a propósito, no lo hace de maldad ni por capricho, ni siquiera entiende lo que le pasa. No la hagamos sentir mal ni le pidamos explicaciones, tratemos de acompañar y no incrementar el sufrimiento o la ansiedad. No la tratemos de estupid@, porque no lo es, suficiente que tiene que aceptar todo lo que está sintiendo como para que encima la hagamos sentir más culpable de lo que ya se siente o más ansioso.
Si alguien tiene a un amigo, pareja o familiar que está pasando por una situación similar, la sugerencia es que utilice los recursos que estén a su disposición, pero siempre desde un lugar de contención y cariño. No hay sensación más linda que poder superar los prejuicios propios y poner su empatía para ayudar al otro. Si hay algo que hemos aprendido de todos los luchadores que pasaron por el coliseo del consultorio y el aeropuerto, es que ayudar es hermoso y no hay nada mejor que sentirse acompañado. Este tipo de malestares a veces hacen que la persona se sienta sola, acompañémosla, al final nos sentiremos muy gratificados. .
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Ami pareja le paso, la primera vez no se subio añ avion de MDz a BSAS, en ese momento teniamos planeado un viaje a NY que él lo tuvo que cancelar. Al año se sentia seguro y tratamos de probar jn viaje corto a misiones, fuimos a AEP y no se pudo subir.
Hola Eliana, es muy duro y pasa a más personas de las que creemos! Ojalá pueda encontrar a un terapeuta especializado en fobias o hacer un curso para poder superar el miedo! Todos guardamos en secreto sueños que jamás pudimos cumplir a causa del miedo…por eso es que cuando empezamos a volar y el avión aterriza sentimos la necesidad de aplaudir fuerte: son aplausos para el piloto y la tripulación pero en el fondo para nosotros también porque lo logramos ✈️? Saludos
Yo viajo el 31 de enero a Italia, subiré al avión pero estoy aterrada, me paraliza el miedo. Beatriz
Beatriz, decile a las azafatas que tenés miedo. Muchas veces eso ayuda mucho. Y llevate cosas para entretenerte en el viaje: música, rompecabezas (en el celular)…Que tengas un excelente vuelo ✈️?