Hay algo que decir y mejor que sea ahora: por lo general, tenemos la idea de que vacaciones es sinónimo de “ausencia de problemas”. Pero esto no es así. Cuántas veces escuchamos sobre personas que fueron a esquiar y se fracturaron; personas que viajaron a una isla paradisíaca y se quedaron adentro de la habitación con una gripe que no les permitía ni ver por la ventana. Lo mismo cuando estamos en el avión. No querer pensar en esto podría llevarnos a no tener en cuenta ciertas medidas, sobre todo si tenemos alguna enfermedad crónica.
Según los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), «pasajeros siempre se preocupan por tener un problema de salud a bordo, pero no es algo común. Algunas personas se preocupan por tener alguna complicación con un problema de salud crónico debido al cambio en la presurización del aire y la humedad en la cabina». También de contagiarse a bordo, aunque la pandemia demostró cómo con ciertas medidas de prevención (como fue el uso de tapabocas) y los filtros EPA el riesgo de contagio fue muy bajo.
En la versión profesional del manual MSD (del Laboratorio Merck & Co.) se explica así: “Los viajes aéreos pueden causar o empeorar ciertos problemas médicos; algunos son considerados una contraindicación para los vuelos y otros pueden causar molestias”.
No todas las emergencias son fatales
Los registros demuestran que hay emergencias médicas en 1 de cada 600 vuelos. O 16 emergencias médicas cada 1 millón de pasajeros. Los eventos médicos más comunes en vuelo son síncope o pre-síncope (37%), síntomas respiratorios (12%), náuseas o vómitos (10%), síntomas cardíacos (8%) y convulsiones (6%).
Síncope es una “pérdida súbita y breve de la conciencia con ausencia de tono postural seguida de recuperación instantánea” y presíncope es “la percepción de mareos y desmayo inminente sin pérdida real de la conciencia”. Entre las causas más comunes, según el Manual MSD, pueden incluirse cardiopatías que obstruyen el tracto de salida, cardiopatías con disfunción sistólica y diasistólica, arritmias y entidades que reducen el retorno venoso.
Teniendo en cuenta que ocurren emergencias médicas a bordo, no es habitual que se produzcan complicaciones de salud o fallecimientos. Los casos de muerte en un avión equivalen aproximadamente a un 0,3% de las emergencias médicas; 2/3 acontecen debido a condiciones cardiológicas.
Prevenir siempre es mejor
La Asociación Médica Aeroespacial (en inglés, Aerospace Medical Association) recomienda hacer una evaluación de las condiciones crónicas antes de viajar, en especial las personas que tienen enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad crónica pulmonar, trastornos mentales, convulsiones, cirugías recientes o antecedentes de trombosis circulatoria o embolia pulmonar.
La trombosis venosa profunda es una condición que se produce cuando se forma un coágulo de sangre (llamado trombo) en una o más venas profundas del cuerpo, generalmente en las piernas. Puede causar dolor o hinchazón de piernas. Aunque no siempre tiene síntomas notorios. «Un coágulo sanguíneo en las piernas también puede ocurrir si no te mueves durante mucho tiempo, por ejemplo, cuando viajas grandes distancias o cuando estás en reposo en cama después de una cirugía, una enfermedad o un accidente», describe la Clínica Mayo. «El riesgo aumenta debido a que estos coágulos pueden soltarse y trasladarse al torrente sanguíneo y alojarse en los pulmones y, de este modo, bloquear el flujo sanguíneo (embolia pulmonar)»
También los CDC recomiendan a los viajeros que fueron a bucear, que dejen pasar un tiempo entre el último día que bucearon y el vuelo, para reducir el riesgo de descompresión debido a la altura (altitude-induced decompression sickness, en inglés) entre 12 a 48 horas, según haya estado varios días o solo uno buceando y cómo haya sido el buceo.
Las personas que se realizaron tratamientos dentales los días previos al vuelo o los que tienen problemas dentales no tratados podrían sufrir dolor cuando cambia la presión del aire. Hay que tener en cuenta que los aviones comerciales están presurizados para un altitud equivalente a 1830 a 2440m, no para la presión a nivel del mar. Esto produce que las cavidades corporales se expandan cerca de un 25%, lo que podría agravar algunas enfermedades preexistentes.
En el caso de las personas que tuvieron un ataque al corazón, la Autoridad Civil del Reino Unido (en inglés UK Civil Aviation Authority) recomienda que si no hubo complicaciones y el riesgo de tener otro evento es bajo, la persona podría subirse a un avión a los 7/10 días después de haber sufrido un ataque al corazón. En el caso de las arterias que estaban bloqueadas y fueron desbloqueadas exitosamente, la persona podría volar a los 3 días.
La presión arterial podría subir
Las personas con tendencia a tener baja presión arterial posiblemente no sientan ningún efecto cuando viajan en avión. Pero quienes tienen alta presión reducirán su riesgo si evitan alimentos salados, sedantes o alcohol. Si tomas regularmente medicación no olvides llevarla en tu equipaje de mano o mochila, ya que a medida que el avión asciende, la presión podría subir al recibir menos oxígeno que cuando estamos a nivel del mar.
Qué podemos hacer durante el vuelo
Tener menos posibilidades de movimiento durante un vuelo está asociado a un mayor riesgo de trombosis venosa o tromboembolismo pulmonar, incluso en pasajeros que gozan de buena salud.
Cuanto más largo es el vuelo mayor es la posibilidad en personas con factores de riesgo como trastornos de la coagulación, uso de estrógeno, obesidad severa, embarazadas, cirugías recientes o traumas y trombosis previa.
Algunas recomendaciones para los vuelos largos si tienes alguna de estas condiciones:
- .Elegir asiento en el pasillo
- Levantarse y caminar por el pasillo con frecuencia (siempre que la luz del cinturón no esté encendida y que los tripulantes no nos pidan volver a nuestro asiento) cada 1 – 2 horas.
- Beber suficiente agua.
- En el asiento, hacer ejercicios con los pies (rotarlos para un lado y para el otro, luego mover el pie extendiendo la punta y luego el talón). También, contraer los músculos puede ayudar a la circulación, en especial de las piernas.
- Las personas con problemas circulatorios o antecedentes de embolia, podrían beneficiarse usando medias de compresión.
- Evitar sentarse o recostarse en posiciones extrañas por demasiado tiempo.
- Si tenemos la opción, elegir un asiento con más espacio para las piernas.
- No colocar un bolso y apoyar allí los pies, porque esto reducirá el movimiento de las piernas.
¿Hay algún médico a bordo?
Según los CDC, en el 50% de los casos de emergencias médicas hubo pasajeros médicos que voluntariamente asistieron a las personas. En estos casos, el objetivo no es ofrecer una “cura” al problema del pasajero sino mantenerlo estable hasta aterrizar -si así lo decidiera el piloto- y recibir la atención médica necesaria.
¿De quién depende la decisión de aterrizar en otro aeropuerto?
La decisión corresponde al capitán o comandante que considerará las necesidades del pasajero y las posibilidades de aterrizar en un aeropuerto de alternativa. Por supuesto, con el consentimiento del tráfico aéreo correspondiente.
Más para leer:
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Fuentes consultadas:
https://wwwnc.cdc.gov/travel/yellowbook/2024/air-land-sea/air-travel
https://www.msdmanuals.com/professional/special-subjects/medical-aspects-of-travel/air-travel