Si tenés miedo a volar, es probable que el corazón te palpite más rápido y fuerte que lo normal si justo tenés que subirte a un avión un día de tormenta.
Pensar en el piloto despegando con lluvia, sorteando nubes grises y esquivando rayos seguramente te hizo dudar de si subirte o no a un avión.
Pero, para alegría de todos los miedosos al avión, éstas no son en absoluto las preocupaciones de los pilotos a la hora de volar un día de lluvia o tormenta.
Los aviones comerciales cuentan con radares metereológicos que detecta y localiza los diferentes tipos de nubes y le brinda al piloto la información en una pantalla, indicándole la intensidad de cada precipitación en distintos colores.
Así lo explica el piloto @Gaboair en un artículo publicado en Aviacionline:
- Magenta: precipitación asociada a turbulencia
- Rojo: precipitaciones más fuertes
- Ámbar: precipitaciones moderadas
- Verde: precipitaciones débiles
Antes del despegue, el plan de vuelo
Los despachantes entregan a los pilotos el plan de vuelo, que incluye la meteorología no sólo del aeropuerto de origen, sino de la ruta completa, con la información de aeropuertos alternativos en todo el trayecto.
El waze del aire
Como si fuera poco, a la información anterior, se le suman los reportes de los pilotos que han atravesado la misma ruta. Estos reportes, aclara GaboAir, se llaman PIREPs y significa Pilot Report.
La mala palabra de los aerofóbicos
Si viste alguna película de aviones atravesando tormentas, tal vez hayas escuchado la palabra “cumulonimbus” (CB, su abreviatura). Los pilotos las llaman Charlie Bravo y son nubes de tormenta que se caracterizan por un gran desarrollo vertical, fuertes corrientes ascendentes y descendentes dentro de ella que provocan fuertes turbulencias y presencia de granizo.
Los pilotos las pueden ver a una gran distancia en el radar o tener contacto visual para, obviamente, evitarlas. En este caso, solicitarán al controlador aéreo autorización para desviarse de la ruta original.
La verdadera preocupación de los pilotos
Según un informe que publicó la Administración Federal de Aviación (FAA, su sigla en inglés) las inclemencias del clima, que incluyen tormentas, tormentas de nieve (en Estados Unidos, por ejemplo), las ráfagas de viento, formación de hielo y la niebla, son la principal causa de retrasos en los vuelos.
De hecho, casi el 70% de todos los retrasos son consecuencias del clima adverso. Esto –además de generar mal humor en los pasajeros- se traduce en costos para las líneas aéreas.
En el reporte, la FAA explica que por una hora de retraso –al menos en EE.UU., aunque esto no se aclara- el costo varía entre U$ 1400 y U$ 4500, con el valor del tiempo del pasajero entre U$ 35 y U$ 63.
En síntesis, las tormentas se traducen en grandes costos para las aerolíneas y los pasjeros.
Fuentes:
https://www.faa.gov/newsroom/inclement-weather-0?newsId=23074
https://www.aviacionline.com/2020/01/desde-el-cockpit-el-vuelo-en-areas-de-tormentas/
Foto: TeeFarm, Pixabay
Más información:
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