Hace menos de un mes, Adriana White voló a Porto Seguro, Brasil, con su amiga Lili. Cuando le preguntan cómo estuvo el vuelo, lo resume en dos palabras: “muy bien”. No cuenta si hubo turbulencias, si el avión se atrasó, si le transpiraron las manos. Ya lleva 8 viajes en avión y eso es todo lo que importa.
“Yo viajo igual, aunque tenga miedo. Es un esfuerzo muy grande superar el miedo, pero siento que vale la pena”, comentó.
Aunque no les contó a los tripulantes de cabina sobre su miedo, puso en práctica uno de los trucos para calmar la ansiedad: escuchar música. «Escuché regaeton. Aunque en realidad me da lo mismo: la idea es no escuchar el ruido de la turbina del avión», dijo con humor.
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Si bien admite que volar le sigue dando miedo, se siente muy orgullosa al reconocer que esto no le impide viajar y conocer nuevos lugares. Por eso antes de que el avión empezara a carretear, ella buscó sus auriculares y se preparó para el momento que le provoca más ansiedad: el despegue. Después, pudo relajarse, comer e incluso dormir, sin problemas.
Ahora que está de regreso, sueña con volver a subirse a un avión para conocer España, más precisamente a Andalucía.
¡Gracias Adry por compartir con nosotros! ✈️
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