Después de haber hecho el curso e ir a más de cinco sesiones al psicólogo para tratar su miedo a volar, Virginia Fernández tenía un enorme desafío: tomar un vuelo de nueve horas con destino a Orlando, junto a su pareja y la hija.
El 20 de enero llegó a Ezeiza llena de nervios y ansiedad. ‘’Los días previos al vuelo estuve bastante tranquila, pero a horas de tener que subirme al avión, tuve mucha angustia y ansiedad’’, nos contó Virginia.
El momento del despegue fue, tal vez, el más difícil de todos: sintió un poco de ansiedad y palpitaciones, pero mucho menos que en los vuelos en los que había estado tiempo atrás. Es más, en el transcurso del viaje llegó a dormir de a ratos, y pudo ponerse a ver películas en la pantalla del avión, por más que se había llevado algunas de sus series favoritas. «La verdad que estoy muy contenta. Pude pasar súper bien las 9 horas de vuelo. Todavía no lo puedo creer», nos escribió.
En Diciembre, Virginia voló en el vuelo de bautismo que hicimos por cortesía de LATAM a Córdoba. Fue la primera vez que tuvimos turbulencia de ida y de vuelta. Para Virginia la experiencia fue muy difícil. Pero a menos de dos meses, logró animarse a volar nuevamente.
El 30 de enero, a Virginia le tocó volver. El vuelo fue mucho más tranquilo y se pudo relajar más. Y hasta pudo sacar fotos del despegue.
Si bien Virginia ya se había subido a un avión varias veces, éste fue su primer vuelo de nueve horas, y esto era lo que le generaba mucha ansiedad, por lo que además del curso, buscó otros recursos para poder disfrutar del viaje. ¿Un ‘’tip’’ que le haya servido? Cuando el avión se movía un poco, pausaba la película que estaba viendo, respiraba y cuando se sentía mejor, la reanudaba.
Pese a no estar completamente segura de cuándo va a volver a viajar nuevamente, a Virginia le gustaría conocer Francia. ¡Que algún día se cumpla, Vir!
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