Natalia estudia para ser piloto en una de las escuelas de la Base Aérea de Morón. Para costear la carrera de piloto, trabaja de su otra profesión: contadora pública recibida en la Universidad de Buenos Aires. “Trabajo en una oficina para poder costear las horas de vuelo”, explicó.
No viene de una familia aeronáutica. De hecho, es la única que se la pasa en el aeropuerto volando y aprendiendo a volar. Su mamá no solo la apoya en su decisión sino que además la ayuda: volar cuesta caro. Pero es tan grande la pasión que siente que es inevitable preguntarle cuándo se dio cuenta que quería dedicarse a esto. “Mi mamá fue mi primera pasajera cuando tenía 25 horas de piloto. Fuimos a Luján. Ella estaba chocha”, recordó.
A fines de 2013 empezó a volar y hoy ya promedia las 200 horas de vuelo. Además, en unas semanas rendirá el examen para conseguir la segunda licencia, de piloto comercial. Con esta licencia ya podría conseguir trabajo en la aviación, transporte de pasajeros o publicidad aérea. “Todo este tiempo me preparé muchísimo en cuanto a los requerimientos de vuelo que se exigen para obtener la licencia en el simulador y estudiando la teoría. Es un camino largo el que me queda por recorrer pero no por ello menos importante todo lo que ya logré”, reconoce con orgullo.
Conocé la historia de otra mujer piloto
Al escucharla hablar, uno se imagina a Natalia de chica jugando con avioncitos en lugar de muñecas. Pero fue de grande que descubrió su pasión por la aviación: “Hace mucho tiempo en un cumpleaños me crucé con un piloto de línea aérea que trabaja en la aerolínea de bandera y nos pusimos a charlar sobre la vida aeronáutica y las cosas cotidianas tanto de los pilotos como de las azafatas. Yo quería ser tripulante de cabina y entonces el piloto me llevó a volar. Tuve la suerte de poder conocer muy de cerca todo lo que ellos hacían para un vuelo y de estar en la cabina de mando. Me entusiasmó tanto que fue ahí cuando se me despertó el “bichito aeronáutico” que tenía dentro mío, por así decirlo y me destapó esta pasión tan grande y fuerte que reafirmo día a día con cada vuelo”.
Es que Natalia empieza a disfrutar del vuelo desde antes de subir al avión. A veces también se divierte, como cuando le dice a alguien que es piloto y le preguntan si lleva paracaídas. “Me gusta todo lo que rodea al vuelo. Por ejemplo disfruto de planificar una navegación con mi carta aeronáutica en tierra, mientras tomo mate. Hasta que subo al avión y vuelo. Disfruto absolutamente todo lo que tiene que ver con el vuelo, pero si tuviera que elegir algo me quedaría con los aterrizajes. Los disfruto al máximo y son un desafío constante”.
Tips & Consejos para vencer el Miedo A Volar

¿Qué le dirías a una mujer que nunca voló porque tiene miedo?
Básicamente le diría que se anime a hacerlo y que no dude más. Porque los estándares de seguridad en esta actividad son muy altos. Al igual que la preparación de un piloto durante toda su carrera. Nos entrenamos tanto en vuelo como en simuladores para poder resolver las situaciones que se presenten en vuelo.
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