Señores pasajeros les habla el capitán nuevamente, les informo que debido a una diferencia de presión y de temperatura, vamos a atravesar una zona de turbulencias.Estimamos que serán unos 3 o 4 minutos y no hay que asustarse para nada, pero para que estén más confortables vamos a bajar la temperatura de la cabina y les pido que abran los ventiletes que tienen encima de ustedes, así sienten el aire en la cara y se sienten mejor. Palabras más, palabras menos (ya que me agarró de improviso y no llegué a grabarlo o tomar nota), éstas fueron las palabras del Comandante del vuelo LA 7604, Gonzalo Peralta, que nos llevó el sábado 14 en el vuelo de bautismo a Córdoba.
Éramos 18 personas que viajábamos en el tercer vuelo de bautismo de 2019 y que el piloto hablara y diera esa explicación ayudó muchísimo para que el grupo preservara la calma y recordara que es algo que puede pasar: tener turbulencias.
Antes de bajar del avión, saludamos al piloto y hasta le pedí si podía darle un abrazo. Ahora lo escribo y me da vergüenza, pero de algún modo sentí que eso era todo lo que necesitamos los que tenemos miedo a volar o estamos haciendo cosas para superar el temor cada vez que el avión pasa por una zona de turbulencias: escuchar que el piloto está tranquilo y que nos recuerda que es algo habitual. Además, no sólo a mí, sino al equipo y a las personas del grupo, nos pareció un gesto increíble que nos diera un tip para sentirnos mejor.
La tripulación también estuvo muy dispuesta a ayudarnos. Los TCP (nos gusta decirlo correctamente y no decir azafatos) vinieron durante el vuelo en varias ocasiones para preguntarnos si necesitábamos un vaso de agua o si queríamos hacerles alguna pregunta.
Obviamente, apenas aterrizamos aplaudimos y los otros pasajeros nos imitaron. Después, nos sacamos una foto con la tripulación y les agradecimos al piloto, al copiloto Carlos Chain y los tripulantes Agustina Otero, Mariano Ibañez, Julieta Del Giudice y Maximiliano de Martsi por haber hecho que el vuelo fuera mucho más confortable.
Antes de embarcar, la psicóloga Lic. Daniela Fernández Carbone, había guiado al grupo para hacer el ejercicio que se comparte en el curso y así poder subir con menos ansiedad. Sin duda, eso ayudó un montón.
Entre los participantes, había personas que nunca se habían subido a un avión debido a su aerofobia, personas que hacía más de 20 años que no volaban y también personas que vuelan con frecuencia pero siempre con mucho miedo y estrés.

Ya en Córdoba, fuimos recibidos por personal de Aeropuertos Argentina 2000, que nos esperaban con una riquísima merienda y después nos llevaron a recorrer el aeropuerto. Cuando uno está estresado el aeropuerto puede convertirse en un lugar de mucho estrés, por eso, Paola Lagos, de AA2000 nos explicó algunos tips para tener en cuenta de la tarjeta de embarque y también del proceso de check in y despacho de equipaje.
Antes de volver a Buenos Aires, aprovechamos para salir del aeropuerto y sacarnos una foto en el cartel de bienvenida a Córdoba.
En 2018, Aeropuertos Argentina 2000 realizó un taller de capacitación “Miedo a los aviones”, como parte del eje de accesibilidad incluido en su política de sustentabilidad. Los encuentros estuvieron orientados a brindar herramientas para que las personas que integran la comunidad aeroportuaria puedan detectar y asistir a los pasajeros que padecen aerofobia y ayudarlos a generar confianza y reducir el estrés previo a embarcar.
En el regreso, el vuelo también pasó una zona de turbulencias y nuevamente el comandante dio una explicación breve sobre la meteorología del momento y animó a los pasajeros a no preocuparse. Igualmente, la tripulación del LA 7613 estuvo todo el tiempo atenta al grupo y, como es ya es costumbre, antes de bajar nos sacamos la foto, que ya es costumbre de los vuelos de bautismo.
Así lo vivieron algunos de los participantes:
“Muy feliz de haberlo logrado y a pesar de las turbulencias, pude disfrutar del viaje. Fue todo muy hermoso”, escribió Paola Abalone.
“A veces proyectamos nuestros miedos, angustias, temores y demás sensaciones y las proyectamos, en por ejemplo, un vuelo. Sin el miedo, sin el temor, sin la fantasía de que algo malo ocurrirá es casi imposible tener un mal vuelo. Esa es la conclusión que me deja esta primera experiencia”, comentó Jorge Mastruzzo, de 56 años, que nunca había viajado en avión, debido al temor.
“Pude afrontar el desafío y fue una experiencia espectacular. Me siento muy feliz. Me sorprendí al ver que pude lograrlo y que el miedo no era tan grande como me imaginaba”, compartió Melina Madurga, que dejó de viajar en avión hace 24 años.
“Tuvimos que enfrentar uno de los grandes miedos que tienen los aerofóbicos, que son las turbulencias. Pero el grupo pudo enfrentarlo y comprender que es algo que puede ocurrir en un vuelo. Sin dudas, la experiencia grupal facilita estas cuestiones. En definitiva, se logró reforzar el concepto de que el miedo se supera enfrentándolo”, explicó la Lic. Daniela Fernández Carbone, psicóloga que acompañó al grupo.

Llegamos a las 22.41. Cuando el avión estaba descendiendo se podían ver los relámpagos a lo lejos. No nos tocó el mejor día para el vuelo de bautismo y sin embargo, todos quedamos con ganas de seguir volando y viajando juntos.
Gracias por los comentarios!!! Saludos
Comandante Gonzalo Peralta!!!