Leidy Yurany Villa Gomez, de 37 años, tenía que viajar a España para recibir su diploma de la maestría en la EUDE (European Business School). Con un título de ingeniera administrativa, tenía que viajar a Madrid a la ceremonia de graduación, pero por momentos sentía que no podría hacerlo. Que no podría viajar sola, tantas horas. Ya había postergado un montón de planes y proyectos debido a su miedo a volar. Dejó de postularse a convocatorias laborales e incluso postergó viajes por diversión. Hasta que en Febrero tomó la decisión de empezar a prepararse para poder hacer un viaje “largo”.
«Deseo cumplir mi meta de irme a graduar a España pero mi miedo a volar 10 horas sobre el océano me hace dudar», escribió el 17 de Febrero, a través de Instagram.
Conversamos varias veces y siempre tuvo un objetivo claro: hacer todo lo posible para aprender lo necesario para disfrutar de este momento tan importante de su vida.
En Septiembre, a dos meses de su viaje, se inscribió en el curso online. Los meses anteriores había estado ocupada con el estudio y quería empezar a prepararse para el vuelo de 10 horas.
Desde su casa, en Medellín, puede ver los aviones y su plan para viajar a España también incluyó hacerle seguimiento a los vuelos que viajan a Madrid.
La fecha de su viaje era el 16 de Noviembre, pero 2 veces le cambiaron el itinerario. En lugar de entrar en pánico, lo interpretó como un guiño del destino para poder estar dos días extra en Madrid y poder pasear.
Hasta que llegó el gran día. No de la graduación sino de su vuelo, de Medellín a Madrid.
“Viajé sola y ese era mi mayor temor. Sin embargo, ya en el momento del vuelo me pareció una de las experiencias personales más enriquecedoras que he tenido como mujer y madre soltera, porque me ayudó a potenciar mi valentia y fuerza ante las situaciones de la vida”, relató Leidy, a unos días de haber regresado.
En el avión, siguió cada uno de los consejos y tips: “Escuché música y varios podcast. Todo de mi gusto personal y cabe decir que el vuelo se me hizo muy corto; si lo asimilo con mi nivel de cansancio que fue muy poco al llegar a Madrid”, agregó.
De todas las etapas del viaje en avión, la que le generó más ansiedad fue ir al aeropuerto. Los días previos, en cambio, que para muchos es el momento de mayor ansiedad, estuvo muy relajada: “Estuve muy tranquila repasando mentalmente toda la información que obtuve con mi curso para superar el miedo a volar. Fue una semana fenomenal al poder transmitirle a mi hija esa tranquilidad y que ella sintiera que mi viaje iba a ser algo fantástico”.
Ya en la sala de pre-embarque, se puso a conversar con una madre y su hijo que viajaban a Italia, con escala en Madrid. “La señora me contó que viajaban al casamiento de su hijo. Sentir como todos tenemos retos y sueños por cumplir me hizo sentir en el lugar correcto”.
Mientras conversaban, llegó a plataforma el avión que los llevaría a España. “Quedó frente a donde yo estaba sentada. Aún no había visto el tamaño de las turbinas y sentí mucha tranquilidad. Puede ser una simple metáfora pero fue una sensación como cuando uno va por primera vez al colegio o a la universidad, fue una expectativa de todo lo que me esperaba por delante y yo estaba ahí dispuesta a enfrentar todos mis miedos para lograrlo”.
Los días previos había estado con gripe y mucha tos y eso le preocupaba: “Temía que el aire del avión me hiciera peor y que me sintiera ahogada. Pero fue todo lo contrario. El aire en el avión estaba cálido, nunca sentí frío. Prácticamente no tuve tos en el avión”.
El avión salió una hora demorado, porque un niño tuvo una emergencia médica antes de salir. “No obstante eso que pasó, no sentí en ningún momento angustia ni ansiedad por estar tantas horas en el aire. Fue ahí cuando me sentí muy orgullosa de mi misma por la serenidad que tuve y el trabajo mental que hice por màs de 7 meses previo a mi viaje”.
Tampoco el despegue le generó ansiedad. “El despegue fue maravilloso. No me di cuenta cuando el avión se levantó; no sentí un vacío como relatan algunas personas. Cuando me quise acordar, ya estaba en el cielo”, describió con mucho humor.
En el vuelo pudo comer pero no dormir. Pero no porque estuviera muy alerta a los ruidos, sino todo lo contrario: “Dormí solo una hora, pero no lo hice por ansiedad sino todo lo contrario…Fue un vuelo tan maravilloso que queria disfrutar esa sensación de volar sin ningún temor y disfrutando la sensación de estar en el cielo”, comentó.
Además del curso “Cómo superar el miedo a volar”, vio muchos videos en diferentes plataformas, siguió vuelos por la app Flightaware y leyó mucho sobre aviones.
Al preguntarle si tiene pensado seguir volando, la respuesta fue un sí rotundo. “Me gustaría conocer Islandia, Italia, Portugal, Grecia, Paises Bajos y Curazao”.
Por lo pronto, Leidy volvió a su ciudad, Medellín, a reecontrarse con su hija con los dos títulos bajo el brazo: un Máster en Administración MBA y otro Máster en Direción de Personas.