No se trata de una clínica en particular, ni de dos o tres, al menos son 70 los centros médicos que desde hace meses se niegan a recetar diazepam a sus pacientes que están muy nerviosos porque tienen que subirse a un avión.
En lugar de indicarles diazepam, una de las drogas más usadas para aliviar la ansiedad, se les indica a estos pacientes hacer un curso para superar el miedo a volar.
En el Reino Unido, hay varias líneas aéreas que ofrecen cursos, ya sea presenciales e incluso con vuelo incluido, o virtuales. Tal es el caso de Easy Jet, con su programa Fearless Flyer; British Airways con su muy conocido curso Flying with confidence, y Virgin Atlantic, con su curso Flying without fear.
De este modo, centros médicos como The Gill Medical Centre, Oldwood Surgery, Northgate Medical Practice, para nombrar algunos ejemplos, han publicado un comunicado informando a sus pacientes que “ya no prescribirán diazepam a los pacientes que desean usarlo para su miedo a volar”.
Éstas son las razones que se incluyen en el comunicado, que reproducen casi textualmente la mayoría de los centros médicos de Gran Bretaña: “El diazepam es un sedativo. Esto significa que la medicación podrá producir somnolencia y más relajación. Si hubiera una emergencia durante el vuelo, esto imposibilitaría tu habilidad para concentrarte, seguir instrucciones o reaccionar a la situación. Esto podría afectar seriamente la seguridad tuya y la de la gente que viaja contigo.
-Las drogas sedativas pueden provocar sueño, sin embargo, cuando duermes es un ciclo no-rem del sueño, que es anti natural. Esto significa: tus movimientos durante el sueño se reducen y esto podría aumentar el riesgo de desarrollar una embolia, algo muy peligroso y que podría ser fatal. El riesgo, de hecho, aumenta en vuelos de más de 4 horas.
-Si bien la mayoría de las personas responden a las benzodiacepinas como el diazepam con un efecto sedativo, una proporción pequeña podría tener el efecto opuesto y volverse agresivo. Esto podría conducir a desinhibición y a tener comportamientos que normalmente no tendrías. Esto podría impactar en tu seguridad y en la seguridad de los otros pasajeros o generarte problemas con la ley.
-Las pautas nacionales de prescripción seguidas por los médicos no permiten el uso de benzodiacepinas en casos de fobia. Cualquier doctor que prescriba diazepam para el miedo a volar podría tener problemas con la ley, ya que iría en contra de las pautas profesionales. Las benzodiacepinas son únicamente prescriptas para uso a corto plazo en crisis de ansiedad generalizada. Si éste fuera el problema que sufres, deberás buscar ayuda y cuidado para tu salud mental y podrían recomendarte que no viajes en avión.
-En varios países, el diazepam y drogas similares son ilegales. Si viajas a esos países, podrían confiscarlas y podrías encontrarte en problemas con la policía por tener una sustancia que es ilegal.
-El diazepam tiene ciclo de vida medio. Esto significa que permanece en tu sistema por un tiempo significativo y podrías caer en un test random de drogas en tu trabajo.
“Nosotros entendemos que el miedo a volar es muy real y provoca mucho miedo y puede ser muy debilitante. No obstante, hay formas mejores y efectivas para tratar el problema. Nosotros recomendamos que se trate el problema con un curso para superar el miedo a volar, que dictan varias líneas aéreas. Estos cursos son más efectivos que el diazepam, no tienen ningún efecto secundario y los efectos positivos de los cursos continúan después de que se completan”, concluye el texto que reproducen las más de 70 clínicas o centros médicos.
Un estudio publicado por la European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, sobre el abuso de benzodiacepinas en Europa alerta sobre los efectos secundarios de esta droga y del incremento de trastornos mentales, como consecuencia de un uso indebido. La combinación con alcohol o con otros opioides aumentan el riesgo de muerte, tras un cuadro de depresión respiratoria. Por ejemplo en países como Francia, Estados Unidos y Australia, se identificaron benzodiacepinas en del 40 al 80% de las muertes causadas por metadona.
En 2021, el Ministerio de Sanidad de España estimó que 110 de cada 1000 habitantes consumió al menos una dosis de benzodiacepinas al día.
El Diazepam es una benzodiacepina de acción prolongada, que provoca un efecto ansiolítico, sedante, anticonvulsivante y miorrelajante. Entre las benzodiacepinas comunes se cuentan el diazepam (Valium), el alprazolam (Xanax) y el clonazepam.
Alejandra Gómez, médica psicoanalista, psiquiatra, Presidenta del Capítulo de APSA «Interfase Neurociencia y Psicoterapias» y Magister en Psiconeurofarmacología conversó con Miedo a los Aviones sobre esta medida que tomaron en el Reino Unido. “En principio las causas que se enumeran son lógicas. Si estás dormido y por ejemplo hay que hacer un cambio de avión por alguna eventualidad y necesitás evacuar el avión, van a bajarte los reflejos, vas a estar miorrelajado y puede ser una dificultad para vos y para el resto de los pasajeros y, por supuesto, los tripulantes”, explicó. “El Diazepam tiene un efecto miorrelajante además de tener vida media larga, por lo que quizá sea más conveniente que la persona pueda tomar otras drogas como Lorazepam o Alplax, ya que la vida media es más corta”, agregó la Dra. Alejandra Gómez.
El riesgo de olvidar que volaste
Entre los efectos secundarios del Diazepam se puede mencionar los problemas de falta de memoria. En especial en personas que tomaron más dosis que la indicada por su médico. Así lo vivimos en un vuelo, con una persona que lamentablemente no pudo recordar que había logrado volar por primera vez, ya que había tomado 2 mg de Clonazepam.
También hemos escuchado casos de pasajeros que tomaron un ansiolítico por primera vez en sus vidas y al llegar a destino, se fueron al hotel y se olvidaron de retirar la valija.
“El efecto lógicamente depende de la dosis, pero si una persona toma un clonazepam y luego otro, y otro, salvo que haya sido recomendación del médico por alguna cuestión específica, podrá luego tener amnesia y no recordar absolutamente nada. Si la persona viaja sola, sin acompañante esto puede tener consecuencias graves y significar un gran riesgo para la seguridad de la persona”, señaló la Dra. Alejandra Gómez.
“Hay personas que vienen al consultorio porque tienen un vuelo y están con mucho miedo pero después ya les queda la benzodiazepina en sus casas y empiezan a usarla en otras ocasiones y puede aparecer la adicción, física y psíquica. Son personas que tal vez llevan en el bolsillo o cartera el Clonazepam por las dudas que sientan miedo o ansiedad».
“Todas las drogas actúan a nivel de sistema nervioso central con receptores, como si fueran una cerradura y una llave. Estos receptores cuando están saturados empiezan a pedir más droga, porque ya el efecto no es el mismo que cuando tomaron por primera vez”, describió.
Además de recomendar la consulta con un profesional y también el seguimiento antes de tomar cualquier medicación ansiolítica, la Dra. Alejandra Gómez dio algunas otras sugerencias:
-No administrar a adultos mayores
-Si se toma ansiolítico, no beber alcohol, mucho menos hipnótico + alcohol.
-Hacer tratamiento combinado: medicación + terapia
-En vuelos largos, intentar caminar por el avión o hacer ejercicios en el asiento con piernas y pies para reducir riesgo de trombosis
En el blog “Me gusta volar”, de Iberia, en un artículo referido al miedo al vuelo se hace referencia a las benzodiacepinas al mencionar algunas “estrategias compensatorias”, que en lugar de lograr que el miedo se reduzca, genera que el temor se haga crónico. “La más frecuente es enfrentarnos al vuelo con una benzodiacepina (ansiolítico). Esto, aunque calma al inicio, puede resultar un problema a largo plazo ya que no asociamos la seguridad y la calma a volar sino al fármaco que tenemos en sangre. Por supuesto que este tipo de fármacos son muy útiles en un primer momento para ayudarnos a dar el primer paso, pero luego pueden traer efectos secundarios»
Fuentes:
Medications for Flying – Park Crescent Health Centre.
https://www.centralsurgery-barton.co.uk/pages/Medications-for-Flying
Perspectives on drugs: the misuse of benzodiazepines among high-risk opioid users in Europe