Francisco, de La Plata, viajó al menos 10 veces al sur de la Argentina. Siempre lo hizo en auto o en ómnibus para evitar el avión.
“Desde que recuerdo le tengo pánico a los aviones”, explicó en un mensaje que escribió a través de Instagram, en el que quiso compartir su testimonio.
En una oportunidad, voló a Chile con su familia. Pero tomó demasiada medicación y no tuvo una buena experiencia.
Hace 3 meses, se inscribió en el curso online. Quería enfrentar el miedo a volar para poder viajar al sur en avión, adonde sigue yendo al menos 3 veces al año.
“Yo sabía que si lo lograba, me iba a cambiar drásticamente la vida. Así que trabajé mucho el tema de la meditación; me vi 3 veces el curso completo. Hasta lo estudié. Aprendí mucho sobre miedos y ansiedades”, explicó.
Hasta que llegó el día de su viaje a Bariloche.
“Para mí fue todo un desafío. Ya que iba a emprender un vuelo solo, sin acompañante. Era la primera vez. Y fue todo una sorpresa porque no sólo disfruté un montón sino que no podía parar de mirar por la ventana. Me ayudó mucho ver la calma que tenía mi compañera de asiento, con quien conversamos un montón. También observar la calma de las azafatas”, contó Francisco.
“A la vuelta, ya volví acompañado por mi compa. Pero gracias al curso que hice le tenía súper confianza al avión, yo sabía que no se iba a caer con todo lo que aprendí con ustedes! Por eso hasta tomé mate, que no sabía que se podía tomar”.
Francisco aprovecho para sacar fotos y filmar.
De todas las fases del vuelo, reconoce que lo que más le cuesta es el despegue. “Me agarra ese vacío en el estómago. También me cuesta toda la previa del viaje. En realidad me cuestan más las tres horas previas que cuando está arriba. En el despegue me genera esa ansiedad, quise filmar pero no pude, es lo próximo que tengo para trabajar, después de ese minuto, una vez arriba…enamorado!”.
Y aunque esta historia llegue a su fin, para Francisco es el comienzo de una nueva etapa. Ya que piensa seguir volando y disfrutando y…por supuesto, aprendiendo.