¿Es lo mismo sentir mucha ansiedad que tener un ataque de pánico?
De repente, te sentís muy nervioso o te inunda una emoción muy fuerte de tristeza, angustia…Las manos empiezan a sudar, sentís náuseas e incluso temblor, para mencionar algunos de los síntomas que pueden presentarse.
¿Estoy teniendo un ataque de pánico?, se preguntan muchas personas en ese momento.
“Esa no es la pregunta que uno debería hacerse. La pregunta debería ser si estamos frente a ansiedad o un ataque de pánico”, explica el Ph.D. Ricks Warren, profesor de psiquiatría de la Universidad de Michigan, en un artículo del blog Michigan Health.
A continuación algunas características de cada uno:
- La ansiedad es una condición que se caracteriza por una excesiva y persistente preocupación por algo que va a pasar como la muerte o una enfermedad, también ocurre en eventos menores como llegar tarde a una reunión. Los síntomas incluyen: cansancio, hipervigilancia, falta de sueño e irritabilidad.
- Los ataques de pánico son ráfagas cortas de miedo intenso frecuentemente acompañadas por un incremento en los latidos del corazón, dolor agudo en el pecho y respiración entrecortada. Por lo general, duran menos de 30 minutos y pueden incluso repetirse, a veces sin ninguna razón.
Las diferencias
“La ansiedad es básicamente lo que experimentamos cuando nos preocupamos por algo que va a pasar en el futuro, anticipando un desenlace que podría ocurrir. A menudo incluye tensión muscular y un sentimiento general de inquietud. Usualmente, aparece en forma gradual”, explicó Warren.
A su vez, explicó la diferencia con el ataque de pánico: “El ataque de pánico es diferente. Está asociado a una manifestación abrupta de un miedo intenso debido a la sensación de que hay una amenaza que está ocurriendo ahora, la respuesta de luchar o huir (fight-or-flight, en inglés) que necesitamos para poder hacerle frente a un peligro inmediato. Esto enciende la alarma”.
Biológicamente, también se producen en lugares diferentes del cerebro. El ataque de pánico se asocia al sistema nervioso autónomo y a la amígdala, que son las zonas del cerebro diseñadas para detectar las amenazas y el peligro. La ansiedad, por su parte, se asocia a la corteza prefrontal, que se ocupa de la planificación y la anticipación.
Ansiedad y pánico a la vez
El Dr. Warren hace referencia a algo que por lo general se desconoce: una persona puede estar ansiosa y a la vez tener un ataque de pánico. “Si una persona está muy ansiosa porque tiene una fiesta a la noche, podría suceder que cuando llega a la fiesta o incluso cuando está yendo, percibe que hay un riesgo potencial psicológico. «¿Me juzgarán en la fiesta?”
Según el psiquiatra, son más frecuentes los casos de pacientes con ansiedad que con ataques de pánico. “Con los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada, que se caracteriza princpalmente por la ansiedad y la preocupación sobre una gran cantidad de cosas, nosotros enseñamos cómo manejar la preocupación, a veces esto incluye desafiar pensamientos poco realistas o trabajar en aumentar la habilidad de cada uno de tolerar la incertidumbre, ya que esto es gran parte de la ansiedad”.
En el caso de los ataques de pánico, el Dr. Warren muestra un diagrama y explica la respuesta de luchar o huir, en la que la mente o el cuerpo están tratando de ayudar. Por eso, se enseña a respirar por un minuto en un entorno cuidado, hasta que el paciente alcanza el punto en que ya no tiene miedo de sus sensaciones corporales. Luego, se trabaja en la desensibilización.
De algún modo, conocer más sobre la ansiedad y los ataques de pánico pueden ayudar a diluir varios fantasmas: por un lado que los síntomas físicos (sudor en las manos, palpitaciones) no aparecen debido a que existe un peligro real sino a que así lo percibimos nosotros; y por el otro lado, el ataque de pánico si bien no es agradable, no debería durar más de 30 minutos, en el peor de los casos.