Se animó a volar a los 59 años. Hasta que su hijo lo invitó a México. Al subir al avión «le pareció que era como ir en un colectivo». Ahora, 5 años después, no se perdona haber rechazado tantos viajes cuando trabajaba en turismo. Por eso, alienta cada vez que puede a los que tienen miedo.
Hugo Olhagaray, de 64 años, está convencido de que el avión es el medio de transporte más seguro del mundo. Por eso, cada vez que puede, se dedica a apoyar a las personas que tienen miedo a volar. “Animate, no pasa nada, si yo pudiera haría los mandados en avión”, le comentó en Facebook a una persona que estaba nerviosa porque le faltaban pocos días para subirse al avión.
Pero no siempre tuvo esta seguridad. Hasta los 59 años nunca se había animado a volar.
“De joven trabajé muchos años en una empresa de turismo. Fui pasando por todos los puestos hasta que me decidí a empezar a vender pasajes y estadías por mi cuenta”, relató Hugo en una entrevista telefónica con Miedo a los Aviones.
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Al preguntarle de dónde cree que viene el miedo, Hugo responde enseguida: “En 1974, yo tenía 21 años, visité Aeroparque y tuve la oportunidad de conocer un avión. Al subir me sentí ahogado, me dio mucho miedo”.
En 1978 se casó con Analía y ahí apareció la primera oportunidad de volar para pasar su luna de miel en Brasil. Pero Hugo, prefirió viajar en ómnibus a Bariloche. “En mi familia nadie había volado, solo un tío”, recordó.
Las oportunidades siguieron apareciendo. Una invitación a Aruba por U$ 100 para los dos; otra invitación a Brasil, Colombia… Pero él siempre decía “no” y su esposa –que sigue siendo su compañera 40 años después, cerraba los ojos y pensaba, seguramente, “otra vez será”.
La pareja empezó a ir a una psicóloga –por separado- y un día Hugo se animó a confesarle: “Nunca hice un viaje al exterior porque tengo miedo a volar”. Trataron el tema durante dos sesiones.
Tips y consejos para volar mejor
En 2012, recibió un llamado que le cambiaría la vida: su hijo lo invitó a Tulum, México. “Me dijo que era la mejor playa, que tenía que conocer ese lugar”. Pero Hugo ya se había tomado vacaciones. Los que tenemos miedo a volar sabemos que esa era la excusa perfecta para decir una vez más “imposible, no puedo”, pero él habló en la oficina y consiguió tomarse los días. (Recuerda que su jefe le dijo que lo dejaba tomarse esos días porque había elegido el mejor destino).
Había un detalle que no era menor: el viaje era en 10 días.
“El viernes a las 5 de la tarde nos pasó a buscar un remís. Llegamos al aeropuerto, despachamos las valijas e hicimos el pre-embarque. El vuelo se atrasó dos horas. Hasta que llegó el momento de embarcar. Yo iba caminando por la pasarela y me sentía que estaba en la calle 8 de La Plata, que es como la calle Florida de Buenos Aires. Subí al avión y dije: pero esto es como un micro. Después cenamos y me dormí”, describió Hugo.
Cuando abrió los ojos, ya era la madrugada. “Recuerdo que vimos el amanecer sobre el mar, fue la mejor experiencia de mi vida”.
8 pasos para enfrentar el miedo a volar
El viaje de regreso fue casi igual de tranquilo. “Salvo por las turbulencias que tuvimos cuando cruzamos la Cordillera. Igual para mí la turbulencia es como una vibración de cardán”. (N. de la R.: el cardán es una esfera que tiene engranajes y actúa como una toma de fuerza, al hacer fuerza puede vibrar. La tienen los autos, camiones, las máquinas.)
A partir de ese primer viaje, Hugo y Analía siguieron volando: República Dominicana, Costa Do Sauipe, Porto Seguro. En este mismo momento están planeando un viaje a México.
Exelente ???