Roberto iba manejando cuando de repente sintió que no podía respirar. El corazón le palpitaba tan rápido que creyó que estaba sufriendo un infarto: sólo pensaba en que se estaba muriendo. Estaba solo y lo único que se le ocurrió fue detener el auto apenas pudo. Estaba transpirando, se sentía mareado y aunque intentaba inhalar, era como si el aire no le llegara a los pulmones. Intentó poner en práctica un ejercicio que le habían enseñado en un curso para la ansiedad y a los pocos minutos la tensión empezó a ceder. Pero quedó agotado y prefirió dejar su auto estacionado y tomar un taxi para volver a su casa. Llamó a un médico amigo y le contó lo que le había pasado: “Por lo que contás, fue un ataque de pánico, pero por las dudas que te hagan algunos chequeos”.
“El trastorno de pánico con frecuencia comienza a finales de la adolescencia o a principios de la edad adulta. Hay más mujeres que hombres que presentan el trastorno de pánico. Sin embargo, no todo el mundo que tiene ataques de pánico tendrá el trastorno de pánico”, señala el Instituto Nacional de Salud Mental (NIH, su sigla en inglés).
Según la Clínica Mayo, la diferencia entre ataques de pánico y trastorno de pánico está en la frecuencia. “Muchas personas pueden tener uno o dos ataques de pánico a lo largo de su vida y el problema luego desaparece, quizá debido a que una situación estresante llega a su fin. Pero si una persona tiene ataques de pánico en forma recurrente e inesperada y pasa varios períodos de tiempo en miedo permanente de tener otro ataque de pánico, podría tratarse de lo que se denomina desorden o trastorno de pánico”.
Algunas señales del trastorno de pánico:
- Miedo a perder el control o a morir
- Taquicardia
- Sudor
- Temblor
- Respiración agitada y tensión en el cuello
- Sofocos
- Náuseas
- Dolor en el pecho
- Dolor de cabeza
- Mareo, aturdimiento o desmayo
- Calambre en el estómago
- Entumecimiento u sensación de hormigueo
- Sensación de irrealidad o desapego
¿Qué hacer si uno tiene un ataque de pánico?
Lo primero es descartar que no sean síntomas de alguna otra condición médica, por lo que seguramente el médico recomendará hacer algunos controles. Luego de descartar otras causas, el tratamiento se realiza con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambas.
Entre las diferentes terapias psicológicas, la terapia cognitivo-conductual es la más utilizada para el trastorno de pánico. El objetivo, según el NIH, es aprender “diferentes formas de pensar, comportarse y reaccionar ante distintas situaciones para sentirse menos ansioso o preocupado”.
De esta manera, los ataques de pánico pueden empezar a presentarse con menos frecuencia o desaparecer, al aprender a reaccionar de manera diferente frente a las sensaciones físicas de la ansiedad y el miedo.
Si alguna vez tuviste un ataque de pánico y te preocupa volver a tener uno, te compartimos este ejercicio, guiado por la Lic. Marcela Labrit.
Fuente consultada: NIH