Ésta es la historia de Margarita que viajó de chica varias veces en avión. A los 18 años empezó a sufrir de fobia a las alturas y de ataques de pánico y decidió nunca más volar. Hasta que hace unas semanas se animó y asegura que todo fue perfecto.
Margarita Boskamp tiene 43 años y vive en Comodoro Rivadavia. En total viajó 5 veces. La primera vez tenía 8 meses: voló con su familia de Chaitén a Puerto Montt, Chile. La segunda vez tenía 10 años. Voló a Bariloche en un Fokker 28 de LADE (un avión chico), pero no tiene ningún recuerdo de ese vuelo. La tercera vez tenía 18 y se la pasó todo el viaje mirando por la ventanilla: viajó de Bariloche a Comodoro Rivadavia.
Hasta ese momento nunca había tenido miedo a volar y lo disfrutaba. Hasta que empezó a sufrir de fobia a las alturas. También tuvo varios ataques de pánico. Ese fue el momento en que, según nos contó, decidió descartar la idea de volver a subir a un avión.
“Solo tratar de planificar un viaje me generaba ansiedad. Ni siquiera podía llamar a una línea aérea para averiguar por los pasajes”, relató.
Hasta que hace unas semanas, se animó: “No intervine en la compra de los pasajes, sólo le pedí a mi sobrina, de 17 años, con quien viajé, que avisara que tengo fobia y que en base a eso me dieran el asiento. No sé si lo hicieron”, comentó.
El mes antes del viaje no fue fácil. “No dormí bien, tenía mucha ansiedad. Además, dos semanas antes me enfermé del estómago”, explicó Margarita.
Hasta que llegó el gran día: “Viajaba a las 3 de la mañana pero a las 12.30 AM yo ya estaba en el aeropuerto”, recordó con humor. Y ahí fue cuando hizo clic. “Una vez que estuve en el aeropuerto sentí que ya no había vuelta atrás y me entregué a la experiencia. Había tomado una medicación, recetada por una médica. Y lo cierto es que tuve dos vuelos perfectos”.
¿Qué fue lo que más te ayudó a vencer tu fobia?
Durante el despegue y el aterrizaje escuchó música. “Esto me ayudó muchísimo porque no sentí para nada el despegue. Algo curioso es que me encantó el aterrizaje del primer vuelo; el de la vuelta no fue tan agradable pero no me importó. Tenía una alegría inmensa de haberlo logrado, de superar el miedo”.
Pero también hubo otros factores que hicieron que Margarita lograra viajar más relajada: “El avión no iba completo. Y hablé bastante con la azafata, que me dio mucho ánimo. Pero por sobre todas las cosas, creo que fueron determinantes las ganas que tenía de terminar con esta enorme limitación. Además no quería fallarle a mi sobrina”.
“También tengo que reconocer que el clima nos acompañó. No hubo ni una brisa, que era algo que me daba mucho miedo, porque en esta zona el viento es muy fuerte. El vuelo fue tan tranquilo que hasta pude sacar fotos y todo”. (Pueden ver dos de las fotos que sacó más abajo)

Y antes de terminar la entrevista, siempre llega la pregunta obligada: ¿para cuándo el próximo viaje? “No sé bien cuál será mi próximo vuelo, posiblemente Buenos Aires; pero tengo planes de viajar a Europa. Es un proyecto que vengo posponiendo desde hace bastante por mi miedo a volar y que hoy lo siento más cercano”.
