Preparar la valija para subirse a un avión era un sueño imposible para Ana Lombardo, esta docente de 36 años y madre de Benjamín (14) y Pablo (8), que nunca había volado en avión.
Hasta que un día, llegó Pablo, su esposo con quien está casada hace 14 años y le propuso hacer un viaje en avión.
“Para mí volar era algo inalcanzable. Pero cuando mi esposo me propuso volar empezó mi miedo y mi angustia. No porque sucediera algún accidente sino por ser algo totalmente desconocido. Soy bastante ansiosa y me preguntaba si el encierre me iba a afectar, si estaba preparada para irme tan lejos”, relató.
Ana le contó Ana, que le comentó de su miedo y su angustia a la psicóloga, que le recomendó pedir una consulta con un médico para que le de alguna medicación para calmar su ansiedad.
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“Además tuve la contención de amigos y de mi esposo que me alentaba para seguir adelante con el viaje. Para él también era su primer viaje en avión”.
El día del viaje
Ana no era la única de su familia que estaba nerviosa: su esposo y sus hijos también lo estaban. Aunque reconocen que era una mezcla de nerviosismo y felicidad por tener la posibilidad de hacer un viaje en familia.
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“En el despegue y en el aterrizaje sentí náuseas y mareos, pero eso no me impidió que pudiese disfrutar del vuelo. Pero cuando ya estábamos en el aire fue fascinante. No podía creer que estuviese volando. Lástima que viajamos de noche, tanto de ida como de vuelta, así que mucho no pudimos ver, pero nos sorprendimos al ver las luces de las ciudades”, recordó con emoción.
Algo que también la hizo sentir más tranquila fue la amabilidad y la tranquilidad de los tripulantes y los pilotos de Aerolíneas Argentinas.
Para sus hijos, Benjamín y Pablo, la experiencia fue inolvidable. Para Ana lo que sigue siendo inolvidable es haber recibido tanta contención: “Creo que es lo más importante, buscar apoyo y no sentirte sola. En el viaje de vuelta no sentí nada de miedo. Eso no implica que cuando me vuelva a subir a un avión no sienta nervios, pero seguramente no será la angustia que tuve durante tanto tiempo”, confesó.
“Leí uno de sus consejos de buscar ayuda con algún profesional y es realmente así. Uno tiene que hacer lo posible para superar ese miedo, ya que solos a veces no se puede”, reflexionó Ana Lombardo, que ya está planeando un nuevo viaje.
Buenos vuelos, Ana.
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