Nos había llegado un mensaje pidiéndonos algún consejo porque en unos días iba a viajar por primera vez. El destino: España e Italia. Motivo: visitar a una amiga. En el mensaje nos contaba que tenía pánico al avión, que tenía miedo de sentir falta de aire o de morir en el avión. Y nos preguntaba: «¿cómo hago para subir y disfrutar de esto? ¡Tengo miedo de subir y no aguantar el encierro!»
Al otro día, llegó otro mensaje: “¡Fue algo increíble! Lo disfruté muchísimo. No quiero viajar más en micro, amé volar”.
Ésta es la historia de Sergio Scarano, estilista de 40 años, que vive en Río Tercero, Córdoba.
“Nunca había viajado en avión por miedo a lo desconocido. De hecho, fui tres veces a Brasil, en micro. Viajé 33 horas con tal de no subirme a un avión”, confesó Sergio.
Aerofobia: ¿la culpa la tiene la claustrofobia?
Hasta que surgió la posibilidad de viajar a Europa. “Casi me muero, era mi sueño viajar a ver a mi amiga, que vive en Madrid. Así que me propuse hacer terapia para poder volar”, contó el estilista.
Asistió a una terapia de biodecodificación y realizó una hipnosis guiada. “Descubrí que la claustrofobia se debía a que en el momento de mi nacimiento tuve falta de oxígeno. Después de la hipnosis, me sentí diferente, mucho más relajado”.
6 tips para superar la claustrofobia
Hasta que llegó el día del vuelo: “pensé que no podía tener miedo a algo que no conocía, así que decidí no tomar nada para relajarme”.
Para los que, como él durante tanto tiempo, todavía no se animaron a dar el sí para viajar en avión, Sergio comparte más detalles de lo que vivió: “Una vez que estás arriba, pensás en lo bonito, en cómo te atienden las azafatas, el confort que hay en el avión, pero por sobre todo la seguridad que te da la tripulación de cabina y el mismo comandante cuando te habla. Además podés disfrutar de películas, música, servicio, atención durante todo el vuelo. Fueron 15 horas volando y estoy feliz”.
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